Casa rural en el Parque de los Abruzos, Lacio y Molise

Pizzone, en el corazón de los montes Mainarde de Molise. Dónde estamos. Mainarde y Alto Volturno La Mainarde es un imponente macizo calcáreo cuyas cumbres se cuentan entre las más altas de Molise. Desde los años 90 forman parte del Parque Nacional de los Abruzos, Lacio y Molise, del que son una de las zonas más salvajes. Los bosques de hayas cubren las laderas por encima de los 1.000 metros de altitud, mientras que, más abajo, vegetan robles, robles pavos, arces y carpes. Estos son los lugares donde la gran fauna de los Apeninos encuentra su hábitat ideal: ciervos, lobos, águilas, osos y rebecos deambulan sin ser molestados por claros, bosques, praderas, gargantas y barrancos. Abundan las floraciones primaverales, incluidas muchas variedades de orquídeas silvestres. En primavera, los torrentes de nieve derretida alimentan el Volturno, el río más importante del sur de Italia, que nace aquí de más de cien nacimientos en el Monte Azzone. Los numerosos senderos, hoy frecuentados por apasionados excursionistas, son los mudos testigos de pastores, agricultores, peregrinos y bandoleros que han recorrido estas tierras durante siglos. Salpicados por el Mainarde y el Alto Valle del Volturno se encuentran numerosos pueblecitos, cada uno con sus peculiaridades: algunos encaramados a un espolón rocoso, otros reunidos a los pies de una poderosa casa solariega, otros aferrados a la ladera de escarpadas montañas. Estos centros fueron fundados por los abades de la famosa abadía de San Vincenzo al Volturno, cuyos vestigios, sacados a la luz por las excavaciones arqueológicas actuales, atestiguan un pasado de grandeza. Situada en la frontera del imperio carolingio, la abadía desempeñó un papel político de primer orden y el propio Carlomagno la visitó en varias ocasiones. Merece la pena visitar la cripta del abad Epifanio, decorada con un ciclo de frescos que representan el Apocalipsis de San Juan. Un detalle inusual es un Cristo imberbe, pintado según los dictados de la iconografía oriental. No muy lejos, el castillo cuadrangular del siglo XV de Cerro al Volturno, construido sobre los restos de una fortaleza longobarda anterior, se alza visible sobre la ciudad. Pizzone, en el parque desde 1925, representa el corazón de la Mainarde; es la sede de la Oficina Sectorial del Parque Nacional de los Abruzos, Lacio y Molise y alberga el Centro de Visitantes del Oso Marsicano. Se trata de una estructura museística donde no sólo se cuenta la biología del oso y sus problemas de conservación, sino también algunos aspectos menos conocidos de este extraordinario plantígrado: los relacionados con la historia, la literatura y las artes figurativas. El Pianoro Le Forme, aguas arriba de la ciudad, es la base ideal para excursiones a los Montes de la Meta y a la cadena de Mainarde, que, gracias también a la presencia del Rifugio del Falco, se ha convertido en un punto de referencia recurrente para cientos de turistas que visitan regularmente estos valles para practicar senderismo, trekking, raquetas de nieve, esquí de fondo y excursionismo, pero también para pasar un simple día en la montaña o para unas vacaciones de camping. Castel San Vincenzo, encaramado en un espolón rocoso, domina el valle del Alto Volturno enmarcado por la cordillera de Mainarde. No muy lejos, el lago del mismo nombre, tan verde como los bosques que se reflejan en él, es un lugar para la pesca deportiva. En Castel San Vincenzo se puede visitar el Museo de la Fauna de los Apeninos, que alberga interesantes colecciones de especies raras y valiosas. De gran interés antropológico es también la tradición del "Ciervo" de Castel nuovo a Volturno. Aquí, el último domingo de Carnaval, se celebra una pantomima de origen pagano, posiblemente vinculada a las fiestas anuales de purificación. También hay recuerdos recientes de los años de la guerra y, en particular, de la ruptura, por parte del reconstituido ejército italiano, de la famosa línea Gustav que los alemanes habían acuartelado para detener a las fuerzas aliadas. Giaime Pintor, partisano y joven voz de la literatura italiana, encontró aquí la muerte en las laderas del Monte Marrone. Scapoli vincula su nombre a la gaita que aún se fabrica aquí en minúsculos talleres. Cada año, en la última semana de julio, la ciudad dedica un festival de gran interés cultural a este antiguo instrumento y a otros similares, atrayendo a artistas y aficionados de toda Europa. Durante todo el año se puede visitar un museo dedicado a la música étnica. Sugerente y poética Rocchetta Alta. Se trata del núcleo más antiguo de Rocchetta, abandonado en los años 20 porque estaba amenazado por un corrimiento de tierras: un conjunto de casas desmoronadas, cuyos umbrales dan a callejuelas estrechas y escalones cubiertos de hierba que suben por la montaña . También son interesantes algunas iglesias rupestres: la iglesia de la Madonna delle Grotte, de origen medieval, con una valiosa estatua de madera de la Virgen, y la ermita de San Michele, construida en la antigüedad sobre la pared de una profunda incisión. Sobre la ermita y su estatua se conserva un rico patrimonio de leyendas piadosas, en las que la figura del Arcángel está naturalmente acompañada por la del Diablo, de quien se dice que dormía en un lecho de piedra en la propia ermita. En Filignano, la agricultura pobre, practicada durante siglos, ha dejado huellas en los innumerables muros de piedra seca construidos para arrancar pequeñas terrazas a la montaña; también son numerosos los santuarios votivos que atestiguan la extendida devoción popular. Merece la pena visitar el yacimiento arqueológico de las Murallas Mennella y los talleres de artesanía artística. Aguas arriba, la naturaleza virgen es un tesoro de rica biodiversidad; aguas abajo, pueblos ricos en historia, arte, artesanía y producción de calidad. La zona de Mainarde en su conjunto se presenta como un cofre de riquezas naturales y culturales donde el visitante puede moverse siguiendo diferentes itinerarios temáticos y donde es posible redescubrir una dimensión perdida en otros lugares.